El hilo del saber


De pequeño siempre me aburría en clase. Recuerdo unas clases largas, pesadas, casi interminables. El profesor soltando rollos que caían como losas, algunos alumnos atendiendo, otros haciendo como que atendían y otros, entre los que me encontraba, ni siquiera queriendo disimular un aburrimiento extremo, y buscando otras formas de pasar el tiempo: realizar marcas en los pupitres, hablar bajito con el compañero, o tirarnos pelotas de papel entre las columnas de mesas de la clase.

Un día, allá por 7º de la extinta EGB, un profesor de los interesantes nos presento lo que para mí fue uno de los primeros contactos con un ordenador. Un Dragon de la época. Poco tiempo antes o después mi primo se había comparado un fabuloso ZX Spectrum de 16KB. Tras mucha insistencia y vencer la resistencia inicial de mis padres, conseguí que a finales de 7º me comprarán un ZX Spectrum de 48KB, gran error habría sido no haber hecho esa pequeña inversión. Gracias papas! ;-).

Esas cosas revolucionaron mi adormilada mente infantil, dándole por fin un sentido, un objetivo, algo por lo que valía la pena aprender. De aquel lejano ayer hasta el día de hoy hay una línea que me conduce en el tiempo, de ordenador a ordenador, y de interés por la informática y los ámbitos o áreas colindantes que de esta se derivan. En la medida en la que la informática lo ha ido ocupando todo, ha ido entonces creciendo mi interés también por todo. Así en las matemáticas, lengua, inglés, o ciencia en general he ido encontrado sinergias o puntos de unión que han hecho que en un momento u otro me haya interesado por estos temas. Cuando se ha dado este caso siempre he lamentado no haber atendido más esas materias en EGB, lo que me habría facilitado entender más y profundizar mejor en determinadas especialidades informáticas (matemáticas: Inteligencia Artificial; lengua: correctores ortográficos, traductores, etc…; ingles: toda la documentación universal ).

Desde entonces siempre me ha parecido curioso como una única cosa que en su día me interesó ha sido el hilo conductor para interesarme con el tiempo por todo lo demás. No creo que sea un caso único. Creo que debe ser más bien universal.

No digo que a todo el mundo deba gustarle la informática, por supuesto. Pero estoy seguro de que a todos los niños de entre diez y doce años hay algo que les gusta, es más, algo que les entusiasma y por lo que estarían dispuestos a dedicar tiempo y esfuerzos a aprender. Puede que ni ellos mismos sepan que es ese “algo” (yo no lo sabía hasta que lo vi), pero estoy seguro que lo hay. El drama, el gran fracaso de la educación mundial, consiste en no saber en contar ese “algo” para cada caso individual. Si los sistemas educativos dedicaran más esfuerzos a esa búsqueda, y menos a aburrir al personal, habría muchos más niños que encontrarían aquello que para ellos es interesante, su hilo conductor e imán de atracción de todas las áreas del saber.

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